Antitusivos


Los antitusivos son una categoría crucial de ingredientes farmacéuticos activos (API) utilizados en el tratamiento de la tos. Estos compuestos actúan suprimiendo o inhibiendo el reflejo de la tos, brindando alivio a las personas que sufren de tos excesiva o persistente.

Los antitusivos actúan a través de varios mecanismos para aliviar los síntomas de la tos. Un enfoque común implica apuntar al sistema nervioso central (SNC) para suprimir el reflejo de la tos. Esto se puede lograr modulando la actividad de recepagentes, como los opioidesceptors, en el cerebro. Los antitusivos a base de opioides, como la codeína o la hidrocodona, a menudo se recetan para suprimir la tos debido a su eficacia para amortiguar el reflejo de la tos.

Otra clase de antitusivos actúan afectando directamente el sistema respiratorio. Por lo general, actúan sobre los nervios sensoriales de las vías respiratorias, reduciendo la sensibilidad y la irritabilidad que provocan la tos. Ejemplos de estos antitusivos incluyen el benzonatato y el dextrometorfano. Estos compuestos actúan localmente en el tracto respiratorio para brindar alivio adormeciendo o calmando los nervios irritados.

Los antitusivos están disponibles en varias formulaciones, incluidas tabletas, cápsulas, jarabes y pastillas, que satisfacen las diferentes necesidades de los pacientes. Su uso está muy extendido tanto en medicamentos recetados como sin receta para aliviar los síntomas de la tos causados ​​por afecciones como el resfriado común, la gripe, las alergias o las infecciones del tracto respiratorio.

Es importante tener en cuenta que los antitusivos deben usarse según las indicaciones de los profesionales de la salud, ya que su uso excesivo o inadecuado puede provocar efectos adversos o enmascarar afecciones subyacentes. Se recomienda consultar a un proveedor de atención médica antes de comenzar cualquier tratamiento antitusivo, especialmente para personas con afecciones médicas preexistentes o que toman otros medicamentos.